Me pregunto cómo sería tu
cabello, tus ojos, tus gustos, hasta tu tono de voz.
He soñado cosas tan simples, pero
se me van de la mente como el agua, corren deprisa, porque solo las he soñado,
las he imaginado, me las he inventado, pero jamás logre verlas en realidad.
Me dijeron que eras de piel un
poco tostada, cabello abundante y de color negro azabache, y ojos un tanto
azules. Me dijeron que eras pequeña y muy bonita, que tus labios eran como
pintados por un delgado pincel, el más delgado de todos, y así, con esas
pequeñas características tuve que armar un rompecabezas de ti en mi mente para
ponerle imagen a todo lo que he soñado o he querido de ti en forma tangible.
A veces me pregunto cómo sería mi
vida si estuvieras aquí, sé muy bien, que no solo hubieras cambiado mi vida,
sino la de muchos.
Me pregunto también si me
hubieras querido tanto como yo te quiero, si te hubiera importado como me
importas tú a mí, que profesión hubieras escogido, que grupos escucharías, si leerías
libros como yo o no.
Quizás te aburrirías de mis
cuentos, lo que si estoy casi segura es que hubiera tenido de tus consejos por
montones, y tal vez yo en algún momento desesperado de tu vida te hubiera
aconsejado a ti.
Como me gustaría escuchar tu voz diciéndome
lo orgullosa que estarías de mí o sentir un cálido abrazo tuyo cada día. Tener
peleas de vez en cuando, ¿por qué no? A la final hasta las peleas nos sirven de
algo, pues, nada es en vano.
Así como quizás no es en vano el
hecho de que tú no te encuentres conmigo, con nosotros, entonces yo no estaría
aquí escribiendo esto, tal vez estaríamos un domingo como este viendo una película,
pintándonos las uñas o hablando de cualquier tontería que para nosotras sería
importante.
Cuando el viento golpea mi cara,
siento que estás ahí, hablándome de lejos, tocándome, empujándome a seguir
adelante y tratando de ayudarme a ser mejor cada día.
He sentido tantas veces la responsabilidad
de ser alguien sobresaliente, por ti y por mí.
Es tan injusta la vida, no te voy
a mentir. Siento tanta rabia y más de unas lágrimas han rodado, cuando ya mi
lado positivo no da más y me invade la nostalgia, ¿por qué tú?, habiendo tanta
gente, aunque nadie lo tenga merecido a mi parecer ¿por qué tú?, ¿por qué no te
dieron al menos una oportunidad? Sé que si estuvieras aquí, en las
circunstancias que hoy nos encontramos, tú hubieras cambiado muchas cosas.
Son respuestas que tan solo
quedaran ahí porque nadie, absolutamente nadie podrá responderlas.
Compartiré que cuando tenía como
siete años, le hice un diminuto dibujo a nuestra madre, uno de los cientos de dibujos
que le he hecho. En ese dibujo, aun así siendo tan pequeña e inocente, te
dibujé a ti, acostada en una especie de cama, dentro de una nube, o quizás un ataúd,
no lo sé, tenía mucha imaginación en realidad y tengo textualmente lo que
escribí con mi pequeña letra de niña poco legible, pues aún lo conservo, decía:
“Mamá perdón si te molesto pero es alco muy triste porque mi ermanita se tubo
que morir llo orita cuando te escribi esta carta llore llo quiero mas a mi
ermana que yeiko llo cuando tu estabas labando llo en mi cuarto estaba llorando
llo no puedo jugar con yeiko muñeca porque el es un baron si mi ermana estuviera
viva llo fuera feliz y jugara mullo perdón llo quería que ella viviera. Perdón por
el dibujo”. Cosas de niña, cosas que no se piensan, tan solo se sienten y se dicen.
Fue conmovedor el hecho de ser
tan pequeña, saber una verdad tan grande, aceptarla, y llevarla en mí por el
resto del tiempo.
Hay días donde la vida no nos
deja sentarnos a recordar ciertas cosas, pequeñas cosas que son tan pero tan
importantes para nuestro mundo como seres humanos, bien sea por necesidad, por
estar ocupados, por la rutina, por cualquier cosa. Sea como sea, casi todos los
días de mi vida trato de encontrar algunos minutos de mi tiempo y te pienso, en
silencio, al despertar, muchas veces al dormir mientras hago mis
reflexiones del día, cuando estoy en un aprieto, confieso que hasta te he
rezado porque creo en ti, en lo que eres para mí, creo en esa energía intachable
que traspasa cualquier mundo entre el tuyo y el mío. Porque sé muy bien que tú
estás aquí conmigo, ahorita, a mi lado, mientras escribo estas líneas.
Caminado, en el cine, en el trabajo, en cualquier parte.
Lo veo ya de manera diferente,
aunque el sentimiento no deja de incomodar y molestar. Pues nunca te conocí, quizás
si te hubiera conocido y esta situación hubiera pasado después, todo sería
mucho más difícil, quizás eres tan pura que no fuiste hecha para estar en
esta tierra, o quizás tan solo tu cuerpo se separó de tu alma, y yo he sido tu
reencarnación, sí, lo sé, suena un poco descabellado, pero es lo que pienso.
¿Quién dijo que te fuiste? Estoy
aquí, y yo soy tú o tú eres yo, porque esa oportunidad sí te la dieron, me la
dieron a mí cuando pensé que iba a morir, sé que fuiste tú quien me ayudó de
lejos.
Sea cual sea el factor, el
motivo, la excusa, te llevo aquí en mi alma cada día, con cada respiro que doy,
este corazón que late tan fuerte traspasa cualquier barrera posible entre la fantasía
o la realidad, entre lo irreal y lo posible.
Sé que no me alcanzaran ningunas páginas
para decir tantas cosas, y lo leeré en voz alta para que me escuches hermana,
porque no solo he hablado contigo a veces en voz baja por las noches, porque
así como hay niñas que son celosas de sus hermanas o egoístas con sus juguetes,
yo por el contrario si hubiera querido que estuvieras a mi lado, prestarte mis
muñecas, peinar las Barbies contigo, dibujar, comer, hablar, o compartir tu suéter
favorito. Cosas tan simples y cotidianas que no toman valor sino una vez que
desaparecen.
Seré esa mano que tome la de
mamá, que cuando tome mi mano, también esté tomando la tuya, que cuando me vea,
también te vea a ti, que cuando me ame, también te amé a ti.
Toca mi alma, que caliente ese
sol, que brillante esas estrellas, que profunda la noche en su inmensa oscuridad,
que grande la luna, que extraordinario el mar, estás ahí, estás aquí.
Sonreiré, ya que no podre ver una
sonrisa en tu cara lo hare por ti.
Como decía Neruda, “La vida es
una eterna despedida”. Y con cada despedida comienza una nueva historia.