martes, 13 de agosto de 2013

Esa piel color chocolate y ese carisma inigualable...

Te me perdiste en el tiempo, olvidé los días, las fechas, lo importante y lo vano, las horas no existían y el sueño era uno solo, continuo y largo, pero cada mañana que estos ojos se abrían era una bendición y en las noches sin poder dormir con la cabeza llena de revoloteantes pensamientos seguía siendo un momento de fe, esa que no se perdía por más oscuro que terminara el día.

Se me olvidaban las cosas, desde una ducha hasta comer se me hacía injusto, caminar y ver la luz se volvieron egoístas porque si tú no podías verla yo tampoco quería. La delicadeza se volvió tanta que hasta escuchar tu nombre me dolía… Y a veces sonreía, no te creas, recordando tu energía, y me encontré hablando en pasado porque en el fondo sabía que te irías.

De igual manera preparada nunca estuve, jamás se está preparado para esto, es como un vacío desgarrando tu alma, un mar de lágrimas que no te traerían, el milagro que nunca llegaría.
Ella vino a buscarte y no solo se llevó tu cuerpo, también se llevó una parte de nosotros, pero salió perdiendo, porque con éste tesoro que dejaste todos ganamos.

Tú tan político y tan risueño, tú tan fuerte y tan loco, te leo en voz alta para que me escuches allá arriba, porque esa Luna que me persigue son tus ojos que me miran. Agazapados, llenos de tus múltiples lecciones, de tus ganas de vivir, de esos días donde lo aceptamos y esos otros en donde aún lloramos. Ése espíritu libre y ese valor a lo invisible, lo esencial. Esos abrazos tan llenos y esa felicidad chispeante, esa música a todo volumen y aquella voz vibrante, esa piel color chocolate y ese carisma inigualable.

Se quedó tú rayo conmigo, porque por más difícil que sea vivir vale la pena. Porque me sobra el orgullo de haberte conocido, porque me faltaran palabras para hablar de ti pero me sobran las ganas.

Porque allá no estarás solo, seguro haces una fiesta cada día.

Te leo en voz alta para que me escuches, porque esa Luna que me persigue son tus ojos que me miran.


Nota: Posible prólogo. En la memoria de mi amigo de la infancia, sus ojos se cerraron el 4 de Enero del 2013. Uno de los mejores seres humanos que he conocido en lo que llevo de vida...

miércoles, 13 de junio de 2012

Aquella edad inolvidable...


Siempre pensé que era adoptada, pues, la diferencia entre mi extraña familia y yo me ha dejado mucho en que pensar. Con el crecer y el pasar del tiempo mis dudas se reafirmaban un poco más, pues, mis gustos han sido por lo regular bastante diferentes a los de ellos, mi pasión extrema por ciertas cosas y su eterno desapego chocan tanto como las personas cuando van a tomar el metro. 

Mis dudas de adopción comenzaron a despejarse cuando note el pequeño parecido físico que tengo con mi madre y bueno, no se si fue positivo o negativo, no sabía si pensar; ¡Qué bien, si soy de ésta familia! Ó ¡Qué mal, si soy de ésta familia!… Tan solo lo acepte, pero dentro de mí un terrible volcán de preguntas e intereses variados habitaba, pues comprendí que algún antepasado o algún alma de toda esta pequeña generación, a mi parecer, tendría que tener eso, algo de genética, ellos conmigo, yo con ellos. Fue así como te conocí.

Digamos que “te conocí”, no fue de la mejor forma posible de hecho, pero al menos te veía en algunas temporadas, te vi algunos días en meses variados. 

Recuerdo tus delgadas manos, tu suave pero arrugada piel, tan delicada como la seda, caminar junto a ti con tu mano entrelazada a la mía. Recuerdo perfectamente tus diminutos pasos al andar, tu olor, aquel olor que se me hacia un poco extraño a esa edad. 

Recuerdo también tu voz sin sentido y desubicada, tus preguntas incoherentes, tu puño bien cerrado con una moneda bastante apretada, hasta recuerdo el día que jugaste muñeca junto a mi. Aquellos días de inmensa niñez que jamás podre olvidar y aunque sinceramente no todo el tiempo puedo recordarla, esos preciados  días marcaron mi vida de una manera inigualable, nunca pensé que tú serias ese lazo genético que me haría estar segura de que no estoy tan equivocada y perdida como a veces pienso.

Yo no entendía mucho, era bastante joven para saber que era entender, tan solo creía que las cosas eran como me las decían y ya. Lo que sí sé ahora es que el valor tan inmenso que se le tiene a cosas tan pequeñas cuando somos niños es admirable, impresionante, sencillamente puro e ingenuo, lastima que al crecer y volvernos mas fríos, duros, golpeados, dejemos el valor a ciertas cosas que antes valorábamos sin saber, sin pensar, sin notar.

Fuiste la primera margariteña de la familia. Tu gusto por la lectura, la escritura, el arte y la educación, fue simplemente parte fundamental de tu vida, tanto así que hasta escribiste para una revista en aquellos años hermosas novelas de amor, “novelitas rosas” como le digo yo.  

Por fin me sentí identificada y con parentesco en la vida de otro ser humano, otro que tuviera mi sangre, que no fuera uno de esos personajes de lo que leo ó algún súper héroe que me guste. Pues, al crecer mi madre algún día me vio metida entre libros, recuerdo sus palabras tocarme de manera tan grata el alma, pues me dijo; “te pareces a mi madre carajo”… Sentí tanta curiosidad que pregunté el por qué, fue entonces cuando supe más de ti y cuando realmente te conocí, sin comillas ni nada. Al notar tu ausencia, no me quedó de otra que hacer otras mil preguntas, tu personalidad me lleno tanto de alegría y orgullo revoloteando por dentro, que ese día fue uno de los más significativos que he tenido.

Me di cuenta que ya no estaba tan sola en este loco mundo, que mi parentesco contigo es inevitable y que aunque ya no estés aquí, eso es una tontería porque si lo estás, ésta energía y ésta exploración de don y buenos hábitos, tuvo que venir de algún lado.

Entonces soy yo la única margariteña ahorita en la familia después de ti, soy yo la amante de los libros, la obsesionada con ser escritora así solo me lea una persona, la que se le paran los pelos de punta cuando visita un museo y siente aquel arte correr por los pasillos, impregnante, dominante, así parecido al momento en el que entras a una librería.

Aquellos días de viajar a La Guaira y compartir largas tardes contigo, tomaron más sentido, tomaron mas peso y valor en mi vida. Saber algunas cosas de ti, cosas que mamá recuerda y me cuenta, entonces la curiosidad sube de nivel y quiero saber un poco más. Días en donde viajar en ferry era como irse a París. Aún si cierro mis ojos, puedo sentir el chillido de los cientos de grillos por todas partes cuando caía la noche, la mata de mango en la acera de enfrente de la casa, aquella casa inmensa de tres pisos. Cosas que más nunca volveré a tener físicamente, pero que la sensación no se irá jamás. 

Las malas lenguas dicen que tu muerte fue a causa de una “brujería”, la envidia carcomía a ciertas personas, otros simplemente pensamos en lo obvio, a causa de tu marcada enfermedad, ahora entiendo porque a tu edad jugabas muñecas conmigo, el Alzheimer es una enfermedad de temer, así como muchas. Algo que acabó con tu vida al punto de ponerte irreconocible para los demás, al igual que todos éramos irreconocibles para ti, pues me confundías con tu hija.

Parecen malos recuerdos y táctilmente son los únicos que tengo de ti, pero no, no es así, no son malos recuerdos… Dicen que esa enfermedad es hereditaria, sinceramente eso no me preocupa, pues, si he de tener esa vida llena de cultura y de bondad haciendo lo que me gusta, no temo al final de ella pasar por eso que pasaste.

Me enseñaste aunque no lo sepas y ya no pueda decírtelo, muchas cosas, muchas se hace una palabra pequeña en este momento. Me enseñaste como esos miles de autores ya muertos me han enseñado, que aun estando muerta se puede aprender de alguien…
Marcaste mi rumbo de vida, me impulsaste a continuar muy orgullosa con esta enorme pasión que tengo, jamás pude decirte cuanto te amo y cuanto te ame aún después de haberte ido de éste mundo, pero lo que siempre voy a agradecerte es de haberme dejado una parte de ti, en mi mamá y en mi.

Pude volver a aquella casa, pasé de visita, de mirada... Ya no la veo tan inmensa.

Abuela, gracias.

miércoles, 11 de abril de 2012

Tómalo todo.


Yo estaba ahí rodeada de varios desconocidos, camino a un nuevo lugar, sentía un frío escandaloso que me llegaba hasta lo mas profundo de mis huesos, quizás este frío no era tan grande como para sentirlo de tal magnitud, pero, para mi si lo era y no obstante estaba ardiendo en fiebre, y tan solo, había tomado un leve antigripal muchas horas antes de que mi temperatura se elevara tanto…

Recuerdo perfectamente aquellos ojos que me miraban preocupados, aquellas manos que se frotaban junto a las mías para lograr calmarme un poco, las suaves sabanas que me arropaban y que parecían ser en vanas ya que no lograban algún cambio, las largas horas y tu cálida compañía, aquellos paisajes tan naturales que pude ver deslumbrada y ansiosa. Así poco a poco me fui quedando dormida entre luces nocturnas que pasaban por la ventana y se reflejaban en mi cara. Luego al despertar tú seguías ahí a mi lado, hablando un poco se fue pasando el tiempo hasta que por fin llegamos a nuestro destino y yo tan solo al quitar mi blusa caí muerta en un profundo sueño, fogaje y calor, el cual termino de pasar al otro día. 

¡Buenos días!  … Escuché aún medio dormida, percibí aquel olor de tu piel que tanto soñé y entonces comprendí que habíamos emprendido aquella hermosa y  agridulce aventura.
Comenzaron a correr aquellos tan esperados días, entre tomar tu mano y caminar ratos largos, variados autobuses y otras clases de autos que en mi pueblo no suelen usarse con tanta frecuencia, sonrisas, comida, nuevos lugares, pero sobre todo esa nueva sensación, algo que no había vuelto a sentir en mucho tiempo, algo aquí en el estomago pegado, extraño, diferente, algo que me hacia pensar que estaba en un profundo sueño del cual no quería despertar, con unas inmensas ganas de no apartarme de aquel lugar nunca más, de no soltarte.
Entre pequeños respiros y suaves besos me hacías sonreír sin parar, luego la pasión nos atrapaba con fuertes caricias y así la ropa iba cayendo al suelo, a la cama, a cualquier lado menos en nuestros cuerpos, pues, mi cuerpo solo estaba en el tuyo y así se convertía en la manera más pura de hacerme el amor.

Nuestra conexión era la más volátil que había podido experimentar, era un lazo profundo de sentimientos encontrados, era la mágica música que nos hacia volar al más allá, era la lluvia que cae desesperada de las nubes al no resistir más… 
El olor a naturaleza, la poesía, los libros, las películas, los animales, el arte, todo lo bueno nos invadía por cualquier lado… Tu me has hecho sentir estar en un cuento de hadas, en el cual jamás imaginé estar, pues, cuando la vida real te atrapa pierdes absolutamente toda esperanza de la magia, eso era lo que tu me hacías sentir, la mas simple magia, el mas hermoso cosquilleo, podías sacarla de cualquier lado, como que siempre hubiera estado ahí solo que no podíamos verla…

Entre una limpieza profunda de la habitación podíamos escuchar las hermosas melodías, y bailar al son de la misma, un poco de polvo, estornudos, sudor, besos muy húmedos, risas y tu tomando mi cintura… Cocinar y volver a caer un poco en la monotonía de aquellos días…
Cuando se habla de monotonía se huye, las personas solemos huirle a eso, pero en este caso no, el espectáculo de aquel amor sin medida hace que la monotonía cobre inmenso valor, aquellas palabras que han sido olvidadas, como un “buenos días, te amo, buenas noches, todo estará bien” volvían a tomar forma de alguna manera…
“Seríamos unos tontos si dejamos perder esto”…Te dije.
Solemos ser tan incrédulos que creemos que este tipo de encuentros es fantasía y tan solo pasa en el cine, pues no es así, en cualquier lugar del mundo por mas cerca o lejos que esté, sea a la edad que sea, llegue en el mejor o peor momento, todo esto puede ser mas que posible, puede ser tan táctil como el nacimiento de un niño luego de parecer imposible y estar encerrado en un vientre por nueve o quizás siete meses. La verdadera cuestión es saber manejar las cosas, pues, se siente tan inmenso y fuerte que no podemos controlarlo, llegamos a sentirnos estúpidos por no saber como manejar las  actitudes…

Al pasar algunos días, ahora tan solo recuerdo aquel momento como un terremoto, una explosión, una dinamita, ¿cómo es que leer cinco tontas palabras pueden hacerte cambiar en un instante absolutamente todo?

¿Cómo es que ahora puedo sentirme de esta forma? 

Vives en mi mente, todos los días, en mi tiempo, yo pienso en tu cara…. Y quizás nadie lo creería, siento tanto miedo de estos sentimientos, tu necesitas que yo no te necesite, simplemente eras mio…  No puedo entender lo que jamás he conocido.

El tiempo pasa y tan solo quedan dudas, miles de demonios de aquel día, aquel día en donde todo cambio, días que trajeron consigo una cantidad infinita de desilusiones, peleas, poca confianza y un poco de rabia… Mis sentimientos cambiaron tanto en ese momento, que solo quería aventarme de un precipicio.

Besaste mis labios mientras algunas lagrimas caían, oh mi querido amor.
Es tan ilógico que tanta perfección haya cambiado en tan pocos segundos… Dime tú por favor.
Quizás hoy ya te encuentres con alguien más, se que la vida te va a dar siempre lo mejor, mira dentro de tu mente, el tiempo no pasa en vano. Me enseñaste que el verdadero amor existe y arriesga.

Aunque siga sintiendo dudas y extraños miedos… Primero y único.
Aún puedo sentir tu corazón. Nadie es perfecto, lo aprendí. 

Ven y tómalo todo… No mires atrás, a esta idiota que se derrumba, tómalo todo con mi amor.
Tal vez debería irme y así ayudarte a ver que nada es mejor que esto…  

Cambiaré y me adaptaré, si tan solo supieras….

“Seríamos unos tontos si dejamos perder esto”… Te dije. Lo fuimos...

Ven y tómalo todo con mi amor.


NOTA: posible prólogo para uno de mis libros.

domingo, 16 de octubre de 2011

El sabor de tu respiración


Estoy escalando este muro que me empuja hacia adelante y luego me regresa atrás.

Escribir porque es lo único que sé hacer cuando viene un ataque al corazón, entonces te puedo mostrar como sueño cada día.

Esto parece ser una eternidad, pasando entre laberintos que solo me devuelven al mismo lugar, el  lugar donde solo tú y yo podemos entrar.

¿Y si nunca empezó, cómo y cuándo es que acabó?

Dime adiós y solo emprende el vuelo, dame eso amargo y dulce que siempre me has dado.

¿Recuerdas el último beso?

Ese beso apresurado, ilusionado, esperanzado, medio dulce y casi dormido…
No se compara con el primero; desesperado, apasionado y tierno, anhelado, mudo, muy dulce y sin prisa, donde se supo todo lo que se había callado, donde la respiración y el tacto de tus labios con los míos fue el único sonido de ese instante.  Era un molde, compartiendo algo de piel.

Tal vez eso es todo lo que necesito, ven y descansa tus huesos conmigo, donde mis dedos dibujan todas tus líneas. Quiero tu mano con la mía, así vivir no se hará tan difícil, porque la vida no siempre son mariposas y arcoíris.

El sonido de la lluvia está cayendo y coincide con los latidos de mi corazón, con las lágrimas que caen, con el sabor de tu respiración.

Con miedo, nada puede salvarme como el sonido de tu voz.

¿Por qué la persona que amas se convierte en el que te hace llorar?

He estado buscando tus caricias, a diferencia de cualquier caricia que haya conocido.

De tanto correr contra el tiempo, me olvide que la vida son solo momentos, me olvide de buscar en lo simple y cotidiano.

Hoy quiero volver a soñar.
Cuando estés de regreso, dame eso amargo y dulce que siempre me has dado.


Miny M.

domingo, 18 de septiembre de 2011

"La vida es una eterna despedida"...


He soñado muchas veces con tu cara… 

Me pregunto cómo sería tu cabello, tus ojos, tus gustos, hasta tu tono de voz.
He soñado cosas tan simples, pero se me van de la mente como el agua, corren deprisa, porque solo las he soñado, las he imaginado, me las he inventado, pero jamás logre verlas en realidad.
Me dijeron que eras de piel un poco tostada, cabello abundante y de color negro azabache, y ojos un tanto azules. Me dijeron que eras pequeña y muy bonita, que tus labios eran como pintados por un delgado pincel, el más delgado de todos, y así, con esas pequeñas características tuve que armar un rompecabezas de ti en mi mente para ponerle imagen a todo lo que he soñado o he querido de ti en forma tangible.

A veces me pregunto cómo sería mi vida si estuvieras aquí, sé muy bien, que no solo hubieras cambiado mi vida, sino la de muchos.
Me pregunto también si me hubieras querido tanto como yo te quiero, si te hubiera importado como me importas tú a mí, que profesión hubieras escogido, que grupos escucharías, si leerías libros como yo o no.
Quizás te aburrirías de mis cuentos, lo que si estoy casi segura es que hubiera tenido de tus consejos por montones, y tal vez yo en algún momento desesperado de tu vida te hubiera aconsejado a ti.

Como me gustaría escuchar tu voz diciéndome lo orgullosa que estarías de mí o sentir un cálido abrazo tuyo cada día. Tener peleas de vez en cuando, ¿por qué no? A la final hasta las peleas nos sirven de algo, pues, nada es en vano.
Así como quizás no es en vano el hecho de que tú no te encuentres conmigo, con nosotros, entonces yo no estaría aquí escribiendo esto, tal vez estaríamos un domingo como este viendo una película, pintándonos las uñas o hablando de cualquier tontería que para nosotras sería importante.

Cuando el viento golpea mi cara, siento que estás ahí, hablándome de lejos, tocándome, empujándome a seguir adelante y tratando de ayudarme a ser mejor cada día.

He sentido tantas veces la responsabilidad de ser alguien sobresaliente, por ti y por mí.

Es tan injusta la vida, no te voy a mentir. Siento tanta rabia y más de unas lágrimas han rodado, cuando ya mi lado positivo no da más y me invade la nostalgia, ¿por qué tú?, habiendo tanta gente, aunque nadie lo tenga merecido a mi parecer ¿por qué tú?, ¿por qué no te dieron al menos una oportunidad? Sé que si estuvieras aquí, en las circunstancias que hoy nos encontramos, tú hubieras cambiado muchas cosas.

Son respuestas que tan solo quedaran ahí porque nadie, absolutamente nadie podrá responderlas.

Compartiré que cuando tenía como siete años, le hice un diminuto dibujo a nuestra madre, uno de los cientos de dibujos que le he hecho. En ese dibujo, aun así siendo tan pequeña e inocente, te dibujé a ti, acostada en una especie de cama, dentro de una nube, o quizás un ataúd, no lo sé, tenía mucha imaginación en realidad y tengo textualmente lo que escribí con mi pequeña letra de niña poco legible, pues aún lo conservo, decía: “Mamá perdón si te molesto pero es alco muy triste porque mi ermanita se tubo que morir llo orita cuando te escribi esta carta llore llo quiero mas a mi ermana que yeiko llo cuando tu estabas labando llo en mi cuarto estaba llorando llo no puedo jugar con yeiko muñeca porque el es un baron si mi ermana estuviera viva llo fuera feliz y jugara mullo perdón llo quería que ella viviera. Perdón por el dibujo”. Cosas de niña, cosas que no se piensan, tan solo se sienten y se dicen.
  
Fue conmovedor el hecho de ser tan pequeña, saber una verdad tan grande, aceptarla, y llevarla en mí por el resto del tiempo.

Hay días donde la vida no nos deja sentarnos a recordar ciertas cosas, pequeñas cosas que son tan pero tan importantes para nuestro mundo como seres humanos, bien sea por necesidad, por estar ocupados, por la rutina, por cualquier cosa. Sea como sea, casi todos los días de mi vida trato de encontrar algunos minutos de mi tiempo y te pienso, en silencio, al despertar, muchas veces al dormir mientras hago mis reflexiones del día, cuando estoy en un aprieto, confieso que hasta te he rezado porque creo en ti, en lo que eres para mí, creo en esa energía intachable que traspasa cualquier mundo entre el tuyo y el mío. Porque sé muy bien que tú estás aquí conmigo, ahorita, a mi lado, mientras escribo estas líneas. Caminado, en el cine, en el trabajo, en cualquier parte.

Lo veo ya de manera diferente, aunque el sentimiento no deja de incomodar y molestar. Pues nunca te conocí, quizás si te hubiera conocido y esta situación hubiera pasado después, todo sería mucho más difícil, quizás eres tan pura que no fuiste hecha para estar en esta tierra, o quizás tan solo tu cuerpo se separó de tu alma, y yo he sido tu reencarnación, sí, lo sé, suena un poco descabellado, pero es lo que pienso.
¿Quién dijo que te fuiste? Estoy aquí, y yo soy tú o tú eres yo, porque esa oportunidad sí te la dieron, me la dieron a mí cuando pensé que iba a morir, sé que fuiste tú quien me ayudó de lejos.

Sea cual sea el factor, el motivo, la excusa, te llevo aquí en mi alma cada día, con cada respiro que doy, este corazón que late tan fuerte traspasa cualquier barrera posible entre la fantasía o la realidad, entre lo irreal y lo posible.

Sé que no me alcanzaran ningunas páginas para decir tantas cosas, y lo leeré en voz alta para que me escuches hermana, porque no solo he hablado contigo a veces en voz baja por las noches, porque así como hay niñas que son celosas de sus hermanas o egoístas con sus juguetes, yo por el contrario si hubiera querido que estuvieras a mi lado, prestarte mis muñecas, peinar las Barbies contigo, dibujar, comer, hablar, o compartir tu suéter favorito. Cosas tan simples y cotidianas que no toman valor sino una vez que desaparecen.

Seré esa mano que tome la de mamá, que cuando tome mi mano, también esté tomando la tuya, que cuando me vea, también te vea a ti, que cuando me ame, también te amé a ti.

Toca mi alma, que caliente ese sol, que brillante esas estrellas, que profunda la noche en su inmensa oscuridad, que grande la luna, que extraordinario el mar, estás ahí, estás aquí.

Sonreiré, ya que no podre ver una sonrisa en tu cara lo hare por ti.

Como decía Neruda, “La vida es una eterna despedida”. Y con cada despedida comienza una nueva historia. 

sábado, 23 de julio de 2011

Tengo razones, razones de sobra…

Hoy desperté con esa terrible sensación de que estabas aquí a mi lado, sentí tu piel caliente, tu profunda respiración y ese pequeño olor característico de haber dormido entre suspiros, risas, y pasión.

Sin abrir los ojos, pase mi mano por tu cuerpo semidesnudo y percibí  tu marcada figura. Mi piel comenzó a erizarse poco a poco y me acerque hasta tu oído para susurrarte algunas palabras que ya no podía esconder.

Tú despertaste con esa mirada cargada de luz y  tu suave sonrisa mágica que me parte el cuerpo en mil pedazos. Yo también desperté, y tú, ya no estabas aquí.

Soñar, que fácil es soñar… Ahora ves porque desperté con esta terrible sensación.

Esta soledad me ha llevado a un sinfín de locuras, entre el ruido del viento, las dulces melodías, el sol eterno y las noches frías, mi imaginación se ha volcado en una aventura apresurada de buscarte y no encontrarte de forma precipitada.

Tus ojos se han cerrado para no afrontar, que aunque parezca extraño te quiero devorar.

Así se va nublando mi mente con cada recuerdo atesorado que no quiero perder con el tiempo, porque no quiero perderme ni un segundo, ni estallar, ni que me sueltes en un grito.

Tu voz, tus gratitudes, tu apego, tu delicadeza, tu simplicidad, todo o nada… Tengo razones para no quererte olvidar.

Ahora no estás aquí, ahora no estoy aquí…

Razones para sentir miedo, un miedo enorme que me abraza como la ola a las rocas, un miedo que no sale de mi interior. Razones para esperarte.

Quiero creerte cuando me dices que todo estará bien, pero no lo hago, cuando tú dices que todo será de una forma siempre termina de otra manera, intento creerte, pero no, hoy no.

Un poco de tiempo, déjame sola un momento, sé que no estoy lista… Quizás no sea tan tarde, no hoy, quizás mañana.

Ahora estas aquí, ahora estoy aquí, perdida en un abismo.

Escucha mi silencio.
Razones… Porque el trocito de felicidad fuiste tú quien me lo dio a probar.

Miny M.

domingo, 3 de julio de 2011

Try To Believe...

Una simple marca, una sencilla herida,
fue más allá de lo que creía,
de lo que en realidad quería…
Tanto logré soñar las veces que te veía,
pero no era lo que parecía.
Roto por completo un ideal,
ahora tan solo quiero delimitar el aliento
borrarlo de mi pensamiento,
dominar esto que siento.
Otro sueño más,
en donde permito pretender creer
lo que no podré tener.
Alimento una vez más cada roce,
aunque cada mañana se destroce
el sueño de mis largas noches.
Diste un sentido tan claro,
aunque mi realidad fuera en vano,
fue una mentira sostener tu mano.
Desaparecerás con el viento nada más,
gota a gota te desperdiciaras,
pedazo a pedazo te derrumbaras,
me pregunto si me recordarás.
Dedicarme a soñar,
dejarme relajar,
intentarlo otra vez mas,
es lo que suelo pensar,
es por lo que quiero empezar,
darme una razón más…
Somos tan absurdos queriendo soñar y no despertar de nuestra irrealidad, pero suele ser un mundo tan ideal...

Nota: Texto escrito por Fernando Quevedo. Un excelente ser humano y gran amigo ... ♥

jueves, 23 de junio de 2011

FE

TENGO SUEÑOS EN LOS CUALES TRANSITO por el supermercado y lleno el carrito metálico con lastas de fe fresca. Vuelvo a la casa y las abro, mezclo la fe con agua y preparo tortas, empanadas, pasteles, guisados, bebidas. Preparo grandes cantidades de fe que consumo en comidas opíparas y enormes, que duran días y noches. Pero luego la fe me indigesta, la vomito en los baños, la cago en las pocetas. Mientras la como es dulce y energética pero luego de diferirla me enferma y me asquea. 
Esta fe ajena y pasteurizada que consumo, que no sé de qué está hecha ni cómo ha sido preparada, no es asimilable por mi cuerpo.  Le produce fiebres y sudores, lo rompe y lo debilita, lo condiciona y lo seda. Lo extraño es que cuando intento prepararla yo mismo, con mis propios ingredientes, no se levanta en el horno y se quema en las sartenes. Por lo tanto termino mis sueños sin fe, hambriento, insaciable, tan vacío como al principio.

Nota: Esto fue escrito por el autor Lucas García en uno de sus libros. Venezolano. Me quito el sombrero ante él y ante su auténtica narración sobre la vida, las historias, el drama, la realidad… Que orgullo de venezolano.


La fe, ese ingrediente con el que deberíamos vivir cada día, pero que se pierde a causa del tiempo, de la rutina, de los golpes de la vida, de la búsqueda infinita e insaciable de hacer todo por algo y no encontrarlo. Oh bendita fe. Miny M.

lunes, 21 de marzo de 2011

En mi vida...



Hay lugares que recuerdo toda mi vida…
Aunque algunos han cambiado
Algunos para siempre, no para mejor

Otros se han ido, y otros aun existen

Todos estos lugares tienen sus momentos

Con amantes y amigos, aún puedo recordar
Algunos están muertos y algunos vivos
En mi vida he amado a todos.

Pero de todos estos amigos y amantes

No hay nadie que pueda compararse contigo

Y estas memorias pierden su significado

Cuando pienso en el amor como algo nuevo
Aunque sé que nunca perderé el afecto
Para las personas y las cosas que se fueron antes
Sé que a menudo pararé y pensaré en ellas
En mi vida Te quiero más.

Aunque sé que nunca perderé el afecto

Para las personas y las cosas que se fueron antes

Sé que a menudo pararé y pensaré en ellas

En mi vida Te quiero más…
Miny M.

viernes, 25 de febrero de 2011

¿Qué haces tú?



Cuando nace la duda por dos cuerpos

Cuando encuentras en tu vida todo revuelto

Cuando te cansas de estar enamorado

Cuando decides darlo todo por sentado
Cuando la rutina se sube a tu espalda
Cuando las ganas son las que mandan
Cuando tus sueños los cuelgas en la pared
Cuando te sale todo al revés
Cuando las lágrimas te recorren por dentro
Cuando el recuerdo es un inmenso hueco
Cuando optas por la autodestrucción
Cuando careces de completa pasión
Cuando lo intentas y no tiene sentido
Cuando obstaculizas tu propio camino



Cuando no sabes exactamente que hacer…

¿Que harías tu?
Miny M.