jueves, 23 de junio de 2011

FE

TENGO SUEÑOS EN LOS CUALES TRANSITO por el supermercado y lleno el carrito metálico con lastas de fe fresca. Vuelvo a la casa y las abro, mezclo la fe con agua y preparo tortas, empanadas, pasteles, guisados, bebidas. Preparo grandes cantidades de fe que consumo en comidas opíparas y enormes, que duran días y noches. Pero luego la fe me indigesta, la vomito en los baños, la cago en las pocetas. Mientras la como es dulce y energética pero luego de diferirla me enferma y me asquea. 
Esta fe ajena y pasteurizada que consumo, que no sé de qué está hecha ni cómo ha sido preparada, no es asimilable por mi cuerpo.  Le produce fiebres y sudores, lo rompe y lo debilita, lo condiciona y lo seda. Lo extraño es que cuando intento prepararla yo mismo, con mis propios ingredientes, no se levanta en el horno y se quema en las sartenes. Por lo tanto termino mis sueños sin fe, hambriento, insaciable, tan vacío como al principio.

Nota: Esto fue escrito por el autor Lucas García en uno de sus libros. Venezolano. Me quito el sombrero ante él y ante su auténtica narración sobre la vida, las historias, el drama, la realidad… Que orgullo de venezolano.


La fe, ese ingrediente con el que deberíamos vivir cada día, pero que se pierde a causa del tiempo, de la rutina, de los golpes de la vida, de la búsqueda infinita e insaciable de hacer todo por algo y no encontrarlo. Oh bendita fe. Miny M.

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