sábado, 23 de julio de 2011

Tengo razones, razones de sobra…

Hoy desperté con esa terrible sensación de que estabas aquí a mi lado, sentí tu piel caliente, tu profunda respiración y ese pequeño olor característico de haber dormido entre suspiros, risas, y pasión.

Sin abrir los ojos, pase mi mano por tu cuerpo semidesnudo y percibí  tu marcada figura. Mi piel comenzó a erizarse poco a poco y me acerque hasta tu oído para susurrarte algunas palabras que ya no podía esconder.

Tú despertaste con esa mirada cargada de luz y  tu suave sonrisa mágica que me parte el cuerpo en mil pedazos. Yo también desperté, y tú, ya no estabas aquí.

Soñar, que fácil es soñar… Ahora ves porque desperté con esta terrible sensación.

Esta soledad me ha llevado a un sinfín de locuras, entre el ruido del viento, las dulces melodías, el sol eterno y las noches frías, mi imaginación se ha volcado en una aventura apresurada de buscarte y no encontrarte de forma precipitada.

Tus ojos se han cerrado para no afrontar, que aunque parezca extraño te quiero devorar.

Así se va nublando mi mente con cada recuerdo atesorado que no quiero perder con el tiempo, porque no quiero perderme ni un segundo, ni estallar, ni que me sueltes en un grito.

Tu voz, tus gratitudes, tu apego, tu delicadeza, tu simplicidad, todo o nada… Tengo razones para no quererte olvidar.

Ahora no estás aquí, ahora no estoy aquí…

Razones para sentir miedo, un miedo enorme que me abraza como la ola a las rocas, un miedo que no sale de mi interior. Razones para esperarte.

Quiero creerte cuando me dices que todo estará bien, pero no lo hago, cuando tú dices que todo será de una forma siempre termina de otra manera, intento creerte, pero no, hoy no.

Un poco de tiempo, déjame sola un momento, sé que no estoy lista… Quizás no sea tan tarde, no hoy, quizás mañana.

Ahora estas aquí, ahora estoy aquí, perdida en un abismo.

Escucha mi silencio.
Razones… Porque el trocito de felicidad fuiste tú quien me lo dio a probar.

Miny M.